sábado, 3 de enero de 2015

La cosa perdida.

Por  Shaun Tan y Andrew Ruhemann.

Condensation Cube


 Como apoyo para el proyecto anteriormente nombrado encontramos esta conocida obra de Hans Haacke la cual no podemos dejar de verla como una referencia simbólica a lo que es la vida. Los rastros del agua que se generaban en el interior del cubo eran variables respecto a los elementos del exterior que actuaban sobre él. ¿Acaso no es lo que nos ocurre a nosotros también? De forma tanto directa como indirecta nos vemos sometidos a los estados y acciones  que se generan en nuestro entorno, en caso del inmueble como hemos nombrado, las vidas que transcurren a nuestro alrededor que a su vez se verán afectadas por las que convivan junto a ellos, por lo que vean día a día, por lo que sientan y perciban. Como en una gran cadena, somos nosotros, con nuestras relaciones, las que hacemos que el mundo sea de por sí un elemento vivo. En el fondo, todo está relacionado.



"Las condiciones son comparables a un organismo vivo que reacciona de forma flexible a su entorno. La imagen de la condensación no puede preverse con precisión. Cambia libremente, determinada únicamente por límites estadísticos. Me gusta esta libertad" 

Hans Haacke
(Nueva York, octubre de 1965).
 

Relaciones


  


  La premisa para el proyecto sobre el inmueble es sencilla. Relaciones que en ocasiones nos vemos obligados a establecer por el hecho de que efectivamente formamos parte de una comunidad. Ruidos, pasos, conversaciones o como en este caso, filtraciones son un ejemplo de cómo incluso de manera involuntaria se genera vida a nuestro alrededor y que tú, sin apenas percatarte descubres que también participas en ella. 







 Una futura instalación acompañada por fotografías y bocetos, una simbología establecida a través de las gotas que caen sobre el suelo.
















In Grandma's house.






 Casi todo el mundo en las casas de sus abuelas tiene alguna figurilla de porcelana o la típica vajilla que cuelga para su simple contemplación en las paredes de las cocinas y salones, para Charles Krafft no fue diferente y en su mente quedó  grabada la imagen de esos elementos decorativos que simplemente estaban ahí, luciendo bonitos, sin un uso aparente, como muchas veces el propio arte.

  Su obra hace una mezcla de ese recuerdo, de esos platos inservibles, nostálgicos, trasformados en nuevos objetos críticos a la par que inquietantes. Una mezcla entre pasado y presente, una nueva visión a lo clásico.


 




Para más información sobre Charles Krafft:

http://www.charleskrafft.com/